Hoy les vengo a hablar de un producto muy curioso que he visto en estas tierras, se trata de la trufa del desierto. Uno de los “vegetales” más extraños que se puede conocer, es la trufa (tuber), pues crece sin raíz, tallo, fibra, rama, hoja o alguna flor, crecen totalmente fuera de la vista, debajo de la superficie de la tierra, y es muy difícil predecir donde crecerán o cuando.
La trufa del desierto (Terfeziaceae), tesoro del Medio Oriente, se dice que son generadas por rayos o truenos de las tormentas, que su tamaño y cantidad van a variar dependiendo de la fuerza que estos tengan. Así como también, es muy importante la temporada de las lluvias, durante octubre y noviembre se esperan las lluvias abundantes para que inicien su germinación, dando paso al sol en enero, donde es importante que permanezca seco el clima, y después empiezan a salir las trufas entre marzo –mayo (más o menos es su temporada). Se dice que si llueve en momentos equivocados o cuando la trufa necesita los días soleados y secos, hay poco que hacer por ellas, pues sus esporas se descomponen, perdiéndose la buena trufa.....
Se da en las zonas áridas de todo el mediterráneo, a lo largo de la costa de áfrica desde marruecos hasta Egipto y al Este, por la llanura del gran desierto de Damasco en Siria, Irak. También abundan en el Sur de España, en Murcia, Cádiz, Extremadura etc.
Son de apariencia arrugadas y retorcidas, parecen como patatas pero de forma extraña, por fuera es de color marrón- terrosa, y por dentro blanquecinas o rosadas, suele ser del tamaño de un puño, la que yo vi era un pelín mas grande, tiene un aroma muy ligero, según me contaron su peso suele ir de los 40 a 300 gramos, así que imaginaros mas o menos.
A diferencia de las trufas europeas que solemos conocer, de gran aroma y sabor, que con un poco cantidad ya podemos notar su presencia en la comida, las trufas del desierto son menos aromáticas y con un sabor muy ligero, por dentro la textura es muy parecido a un nabo, pero a la vista se ve igual a las otras trufas.
Una vez se sacan las trufas de la tierra se debe de tener mucho cuidado con ellas y consumirlas en pocos días, lo mejor es cubrirlas de arena, y ponerlas en una habitación sombreada y donde sople corriente de aire, jamás guardadas en bolsas y mucho menos en la nevera.
En lo que nos compete, que es la cocina primero que nada han de saber que para conservar su ligero aroma y sabor, no se deben de cocinar mucho, apenas por unos minutos, se pueden asar en las cenizas de una fogata (que es el método de cocción que utilizaban antes) acá también las suelen hervir en la leche de camello (que por cierto espero un día de estos poder dedicarle un post a este tema, solo espero el valor de probar el camello jejeje), o asadas en mantequilla, en cambio los occidentales a falta de camellos y fogatas pues suelen hacerlas en la leche de vaca. Por allí leí también que se hace una crema de esta trufa exquisita. También es recomendable cruda que así se conserva más su sabor.
Según leí estas trufas eran muy preciadas y se le servían al Faraón, se solían también vender en grandes cantidades en los Souq (zocos) del Cairo que lejos de ser simples “exquisiteces” eran baratos y muy comunes, en cambio ahora debido a que se han barrido las zonas donde más de daban, es más difícil encontrarlas por lo que su coste subió bastante, pero sigue siendo una de las más barata de las trufas.